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EL ENTIERRO PREHISPÁNICO Y SU SIGNIFICADO
MUERTE EN EL MÉJICO ANTIGUO
Dentro de las culturas mesoamericanas el culto a la muerte se encuentra como una expresión de fervor por lo mágico lo histórico y lo maravilloso.
Para ellos la muerte era un hecho constante e inevitable, en aquél tiempo existía una cosmovisión vertical del mundo prehispánico conformado por trece cielos una tierra y nueve inframundos .
Había también cinco lugares donde el alma del difunto (teyolia) iría a descansar, ya que según el tipo de muerte y no su conducta en esta vida determinaría el lugar de descanso los cinco lugares eran el tonatiuhchan a donde iban los guerreros muertos en el campo de batalla; el Cincalco donde residían las mujeres primerizas muertas en el trabajo de parto; el Tlalocan para aquellos que morían ahogados o alcanzados por un rayo; el Tamoachan para los que morían siendo bebes y por ultimo el Mictlan para los que morían de muerte natural en este sitio el teyolia era recibido por Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl señor y señora de los muertos.
Cuando había un deceso los ancianos de la comunidad eran los encargados de vestir al difunto con papeles amate; por lo regular al difunto se le incineraba, pero cuando se realizaba un entierro éste se realizaba en una casa, en algún templo o en los montes.
En las sepulturas los animales forman partes de las ofrendas colocadas junto al difunto. Algunas investigaciones realizadas en las diversas zonas arqueológicas de mesoamérica revelan que el perro; el conejo y moluscos marinos fueron empleados con frecuencia en esta práctica mágico religiosa: predominando el perro en algunos casos, eran las figuras de Xoloitzcuintle con finos acabados y gran solemnidad por lo cuál es seguro que tenia una gran importancia en ciertas actividades religiosas hay que recordar que en el calendario náhuatl se le dedicó el décimo día a este singular animalito.
El primer inframundo se encuentra debajo de la superficie terrestre y se le nombraba Chinahumictlan en donde las ánimas recién llegadas cruzan un rió muy caudaloso con la ayuda de un perrito xoloitzcuintle de ahí la costumbre de venerarlos y cuidarlos ya que comenta la leyenda popular si maltratas a un perro, el día que perezcas el animalito se negara a pasarte por el caudaloso rió quedando tu alma en pena, cabe resaltar que el uso ritual de este animalito en ceremonias mortuorias no era exclusivo de la nobleza ya que todo macehual que tuviera este animalito como mascota al morir, su fiel perrito lo acompañara en su viaje a la región de los difuntos donde descansaran por toda la eternidad.
Paulo Cesár Pérez Espinosa.
Dentro de las culturas mesoamericanas el culto a la muerte se encuentra como una expresión de fervor por lo mágico lo histórico y lo maravilloso.
Para ellos la muerte era un hecho constante e inevitable, en aquél tiempo existía una cosmovisión vertical del mundo prehispánico conformado por trece cielos una tierra y nueve inframundos .
Había también cinco lugares donde el alma del difunto (teyolia) iría a descansar, ya que según el tipo de muerte y no su conducta en esta vida determinaría el lugar de descanso los cinco lugares eran el tonatiuhchan a donde iban los guerreros muertos en el campo de batalla; el Cincalco donde residían las mujeres primerizas muertas en el trabajo de parto; el Tlalocan para aquellos que morían ahogados o alcanzados por un rayo; el Tamoachan para los que morían siendo bebes y por ultimo el Mictlan para los que morían de muerte natural en este sitio el teyolia era recibido por Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl señor y señora de los muertos.
Cuando había un deceso los ancianos de la comunidad eran los encargados de vestir al difunto con papeles amate; por lo regular al difunto se le incineraba, pero cuando se realizaba un entierro éste se realizaba en una casa, en algún templo o en los montes.
En las sepulturas los animales forman partes de las ofrendas colocadas junto al difunto. Algunas investigaciones realizadas en las diversas zonas arqueológicas de mesoamérica revelan que el perro; el conejo y moluscos marinos fueron empleados con frecuencia en esta práctica mágico religiosa: predominando el perro en algunos casos, eran las figuras de Xoloitzcuintle con finos acabados y gran solemnidad por lo cuál es seguro que tenia una gran importancia en ciertas actividades religiosas hay que recordar que en el calendario náhuatl se le dedicó el décimo día a este singular animalito.
El primer inframundo se encuentra debajo de la superficie terrestre y se le nombraba Chinahumictlan en donde las ánimas recién llegadas cruzan un rió muy caudaloso con la ayuda de un perrito xoloitzcuintle de ahí la costumbre de venerarlos y cuidarlos ya que comenta la leyenda popular si maltratas a un perro, el día que perezcas el animalito se negara a pasarte por el caudaloso rió quedando tu alma en pena, cabe resaltar que el uso ritual de este animalito en ceremonias mortuorias no era exclusivo de la nobleza ya que todo macehual que tuviera este animalito como mascota al morir, su fiel perrito lo acompañara en su viaje a la región de los difuntos donde descansaran por toda la eternidad.
Paulo Cesár Pérez Espinosa.
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